Estudio sugiere que el aislamiento también puede provocar una disfunción social

Isabel Hodge 18-03-2021
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Tras la implementación de medidas sanitarias que evitan en contacto social, científicos concluyeron que esto “tiene efectos nocivos en el cerebro”.


(CNN)más de un año evitando las interacciones sociales, con máscaras que hacen que esos encuentros que tenemos sean más incómodos, ha convertido a algunos de nosotros en personasque se sienten más cómodos plantando tomates en sus jardines pandémicos que conversando con un conocido en un jardín o asistir a alguna cena de jubilación de un compañero de trabajo.

Quizás siempre hemos sentido esta aversión a las obligaciones sociales y queremos aferrarnos a una vida ermitaña después de una pandemia.

“Dado que nuestro calendario social ha sido limitado durante el último año, llenarlo puede ser estimulante para algunos y causar ansiedad a otros“, señalo, Judith Zackson, directora clínica de Zackson Psychology Group en Greenwich, Connecticut.

Sin embargo, el aislamiento social también puede conducir a una disfunción social, como lo demuestran múltiples estudios.

Los investigadores analizaron los efectos de los expedicionarios con un aislamiento social extremo en la Antártida y determinaron que “la exposición a la monotonía ambiental y el aislamiento social tienen efectos nocivos en el cerebro”.

Sin embargo, se podría argumentar que una nueva orientación en torno a encontrar la satisfacción informada por un año de distanciamiento social inducido por la pandemia no es del todo negativa.

Si eras un noctámbulo antes del COVID-19, apiñado en los bares abarrotados, y ahora tu búsqueda de placer viene en forma de leer un buen libro solo acurrucado en el sofá con una taza de té caliente o un vaso de chardonnay, no es del todo malo.

Si sale de la pandemia con más discernimiento sobre cómo gastar su precioso tiempo y con quién, es suyo y solo suyo para decidir. Y si ermitaño no es un apodo que está listo para usar a largo plazo, solo prepárese para ponerse el sombrero de la paciencia la próxima vez que su compañero de trabajo se muerda la oreja sobre el juego de pelota de anoche en el enfriador de agua.

El estudio fue publicado en la revista The New England Journal of Medicine.