Consumo de cannabis durante el embarazo afecta la placenta y desarrollo posterior del infante, según investigación
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El análisis de 322 parejas madre-hijo demostró que consumir cannabis durante el embarazo puede predisponer inadvertidamente a sus hijos a ser más susceptibles al estrés y la ansiedad.
Expertos señalan que debido a las rápidas legislaciones o inicio de conversaciones sobre el uso recreativo de la cannabis en el mundo, muchas personas creen erróneamente que su consumo carece de riesgos para la salud.
Si bien su uso juega un importante rol en la mitigación del estrés y la ansiedad, un equipo de investigadores de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai y la Universidad de Nueva York, en Estados Unidos, se propusieron explorar su riesgo en mujeres embarazadas.
En su estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Science, detallan que los hijos de madres que consumieron cannabis durante el embarazo presentaron un mayor nivel de ansiedad, agresión, hiperactividad y niveles de la hormona del estrés cortisol, en comparación con aquellas que no consumieron.
Asimismo, su consumo se asoció con la reducción en el intervalo de tiempo entre los latidos del corazón -lo que refleja una mayor sensibilidad al estrés-, como también la secuenciación de ARN del tejido placentario -recogido en el nacimiento- se asoció con una menor expresión de genes inmunoactivadores, incluidas las citocinas proinflamatorias -que participan en la protección contra patógenos-.
“Sabemos que la señalización de cannabinoides juega un papel en la modulación del estrés, por lo que algunas personas consumen cannabis para reducir la ansiedad y relajarse. Pero nuestro estudio muestra que la exposición al cannabis tiene el efecto contrario en los niños, haciendo que tengan mayores niveles de ansiedad, agresión e hiperactividad en comparación con otros niños que no estuvieron expuestos al cannabis durante el embarazo”, explicó Yoko Nomura, autora principal del estudio.
Para llegar a este resultado, el equipo reclutó a 322 parejas madre-hijo en 2009. Pasados seis años del nacimiento, a los niños se les midieron sus niveles hormonales mediante muestras de cabello, se les realizó electrocardiograma para medir la función cardiaca y aplicaron encuestas a las familias.