Director de Mission Blue afirma que Chile lidera la defensa del océano frente a la crisis climática y la pesca del krill
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Maximiliano Bello destacó en Futuro 360 la importancia del krill en el ecosistema antártico y cómo el cambio climático y la pesca industrial están afectando a este crucial crustáceo. Chile, junto a Argentina, lidera iniciativas para la protección de estas aguas y la conservación de especies marinas.
En una conversación con Futuro 360 de CNN Chile, Maximiliano Bello, director de la iniciativa Mission Blue, explicó la creciente preocupación por la explotación del krill, un pequeño crustáceo vital para diversas cadenas tróficas marinas, especialmente en la Antártica.
Este recurso es clave para la supervivencia de especies como las ballenas, los pingüinos y diversas focas. Según Bello, la pesca industrial de krill, impulsada principalmente por países como Noruega y China, está generando un impacto significativo en los ecosistemas antárticos, agravado por los efectos del cambio climático.
El cambio en las condiciones del hielo marino, producto del calentamiento global, afecta la disponibilidad del krill, cuya población depende de las algas que crecen en torno al hielo antártico.
Esto no solo pone en riesgo a especies que dependen de este recurso, sino que también amenaza el equilibrio ecológico global, ya que la Antártica juega un papel crucial como "refrigerador" del océano.
Chile y Argentina han trabajado juntos en la propuesta de áreas marinas protegidas en la Antártica, una medida que busca salvaguardar tanto el krill como las especies que dependen de él.
Sin embargo, la creación de estas áreas enfrenta obstáculos, ya que decisiones en organismos como el camelar (Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos) requieren consenso, y algunos países, como China y Rusia, han mostrado resistencia.
Bello subrayó la importancia de la participación de Chile en estos temas, destacando el liderazgo del país en la protección de los océanos y su reciente postulación para ser la sede de la Secretaría Técnica del Tratado de Altamar.
Este tratado regula las aguas internacionales más allá de las 200 millas, buscando proteger zonas clave y frenar la explotación descontrolada de los recursos marinos.