Chile frente al desperdicio alimentario: El 60% de la comida en hogares termina en la basura


Mientras emprendimientos sostenibles ganan terreno, expertos alertan sobre los urgentes desafíos culturales y estructurales que impiden una verdadera revolución en los hábitos alimenticios del país.
Los hogares chilenos desperdician más del 60% de los alimentos que compran, según datos de la Universidad Bernardo O'Higgins (UBO). Esta alarmante cifra contrasta con el crecimiento de emprendimientos gastronómicos sostenibles que buscan transformar la relación entre consumo y medio ambiente. Jorge Leiva, experto en sustentabilidad de la UBO, advirtió que este problema no solo agrava la inseguridad alimentaria, sino que representa cerca del 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Modelos que inspiran el cambio
Empresas como la chocolatera ecuatoriana Paccari y la chilena Kombuchacha demostraron que es posible combinar rentabilidad con sostenibilidad. Ambas obtuvieron certificaciones internacionales por su compromiso con el comercio justo, la producción orgánica y la reducción de huella de carbono. "Quisimos romper paradigmas en la industria", afirmó Santiago Peralta, fundador de Paccari, que trabaja directamente con 4,000 agricultores.
Sin embargo, estos casos exitosos chocan con una dura realidad: la mayoría de los chilenos sigue desechando comida en buen estado y mantiene dietas con alta huella ambiental. Leiva identificó tres barreras principales: hábitos culturales arraigados, desigualdad en el acceso a alimentos saludables y cadenas de producción intensivas.
Un desafío multidimensional
El académico enfatizó que solucionar este problema requiere más que campañas de concientización. "Necesitamos políticas públicas consistentes, inversión en infraestructura y formación profesional especializada", sostuvo. Mientras el 14% de los alimentos mundiales se pierde antes de llegar al consumidor, en Chile el cambio depende de transformar tanto las prácticas individuales como los sistemas de producción y distribución.
Con la gastronomía sostenible ganando relevancia global, el país enfrenta el reto de convertir estas iniciativas pioneras en un modelo generalizado. Como concluyó Leiva: "La verdadera revolución alimentaria comenzará cuando la sostenibilidad deje de ser excepción para convertirse en norma".