Ceras aromáticas generan niveles preocupantes de contaminación en interiores, comparables a motores diésel
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Un estudio revela que los productos perfumados emiten nanopartículas que podrían afectar la salud respiratoria, destacando la necesidad de ventilar espacios cerrados.
Las ceras aromáticas, ampliamente usadas para crear ambientes relajantes, pueden ser más peligrosas de lo que parece. Un nuevo estudio, publicado en Environmental Science & Technology Letters, liderado por investigadores de Estados Unidos y Alemania encontró que estas velas sin llama generan niveles de contaminación del aire en interiores similares a los producidos por motores diésel o estufas de gas.
El culpable son los compuestos orgánicos volátiles llamados terpenos, emitidos por las fragancias de estos productos. Al interactuar con el ozono, estos compuestos forman partículas nanométricas lo suficientemente pequeñas como para ingresar a los pulmones. Según Brandon Boor, ingeniero civil de la Universidad de Purdue, "para comprender cómo se forman las partículas en el aire interior, es necesario medir las nanopartículas más pequeñas, de hasta un solo nanómetro", explicó en entrevista con ScienceAlert.
Nanopartículas que alteran la química del aire
Usando equipos avanzados como un espectrómetro de masas y un analizador de movilidad de partículas, los científicos detectaron una rápida formación de nanopartículas en entornos simulados. "Los productos perfumados no son simplemente fuentes pasivas de aromas agradables: alteran activamente la química del aire interior", advierte Nusrat Jung, también de la Universidad de Purdue.
Después de solo 20 minutos de exposición, miles de millones de estas partículas podrían estar presentes en el sistema respiratorio. Aunque su impacto en la salud aún no está claro, estudios previos vinculan estas nanopartículas con problemas cardiorrespiratorios.
Incluso sin llama ni humo, las ceras aromáticas liberan más compuestos volátiles que las velas tradicionales debido a su mayor concentración de fragancias. Además, otros productos como difusores de aceites esenciales y ambientadores también contribuyen a esta contaminación.
Jung concluye: "Un bosque es un entorno puro, pero recrearlo en casa con productos químicos manufacturados genera contaminación del aire que no deberías estar respirando".