Aves marinas con estómagos de plástico: La crisis ecológica en la isla Lord Howe

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José Ferrada 26-05-2025

Científicos descubrieron un récord de 778 fragmentos plásticos en un polluelo de pardela sombría, evidenciando el acelerado deterioro de los océanos.


(CNN) - En la remota isla Lord Howe, Australia, las pardelas sombrías se convirtieron en víctimas emblemáticas de la contaminación plástica. Investigadores del Adrift Lab documentaron este año un caso sin precedentes: un polluelo con 778 piezas de plástico en su estómago, casi el doble del récord anterior. Jennifer Lavers, bióloga marina líder del estudio, describió el hallazgo como "devastador", señalando que el plástico compactado formaba bloques audibles que crujían al moverse dentro de las aves.


Un ecosistema en alerta roja


La isla, ubicada a 600 km de Australia, alberga una de las colonias de pardelas más estudiadas del mundo. Cada año, los científicos analizan a estas aves que ingieren plástico confundiéndolo con alimento. Este 2024, además de fragmentos irreconocibles, encontraron cubiertos desechables, tapas de botellas y cerámicas en sus sistemas digestivos. Alix de Jersey, investigadora de la Universidad de Tasmania, detectó daños orgánicos graves como cicatrices renales y cardíacas en ejemplares disecados.


Los polluelos son especialmente vulnerables porque sus padres les alimentan con plástico acumulado durante meses. Lavers alertó sobre efectos "subletales": reducción del 20% en su peso corporal, daños neurológicos similares a demencia y menor esperanza de vida. Las pardelas, consideradas centinelas de la salud oceánica, reflejan una crisis global: 15 millones de toneladas de plástico entran anualmente a los mares, equivalente a dos camiones de basura por minuto.


Mientras organizaciones como Oceana piden acciones urgentes contra los plásticos de un solo uso, el caso de Lord Howe expone una paradoja: este paraíso ecológico se transformó en el termómetro de un desastre ambiental que amenaza con empeorar. "No tengo palabras para describir lo que vemos", concluyó Lavers, cuyo equipo sigue buscando respuestas ante un fenómeno que supera todos los pronósticos científicos.