Aspartamo: El polémico edulcorante que divide a la ciencia y a los consumidores

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José Ferrada 07-05-2025

Aprobado hace décadas como alternativa al azúcar, este endulzante artificial enfrenta nuevas críticas tras ser clasificado como posible cancerígeno, aunque su uso sigue autorizado.


El aspartamo, uno de los edulcorantes artificiales más utilizados en el mundo, generó controversias desde su aprobación en los años 70. Presente en más de 6.000 productos, desde refrescos light hasta medicamentos, su seguridad dividió a investigadores y autoridades sanitarias. 


Mientras algunos lo consideraron una herramienta clave contra la obesidad y la diabetes, otros alertaron sobre riesgos neurológicos, metabólicos e incluso cancerígenos.


La doble cara del sustituto del azúcar


Según afirman expertos a través de The Conversation, este compuesto, 180 a 200 veces más dulce que el azúcar pero casi sin calorías, pareció inicialmente una solución ideal. La FDA lo autorizó para alimentos secos en 1974 y luego para bebidas en 1981.


Personas con diabetes y quienes buscaban controlar su peso lo adoptaron como alternativa. Sin embargo, estudios posteriores cuestionaron sus beneficios. Investigaciones asociaron su consumo con mayor riesgo de síndrome metabólico, alteraciones en la microbiota intestinal e incluso un incremento en el deseo por consumir dulces, efecto contrario al buscado.


En julio de 2023, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) agregó más leña al fuego. Clasificó al aspartamo como "posiblemente cancerígeno para humanos", aunque mantuvo los límites de consumo seguros establecidos. La OMS, por su parte, desaconsejó su uso para controlar el peso, señalando que "no ofrece beneficios metabólicos a largo plazo".


Riesgos específicos y poblaciones vulnerables


Quienes padecen fenilcetonuria (PKU), un trastorno genético raro, enfrentaron riesgos graves. El aspartamo elevó los niveles de fenilalanina en sangre, sustancia que estos pacientes no pueden metabolizar. También se reportaron casos de cefaleas, mareos y cambios de humor en consumidores sensibles.


Aunque sigue disponible en el mercado, la sombra de la duda persistió. La ciencia no llegó a un consenso, pero una recomendación quedó clara: moderación. Para muchos expertos, la mejor estrategia siguió siendo reducir el dulzor en la dieta, ya fuera con azúcar o sus sustitutos.