Alarma en el Ártico: El mercurio "zombi" de los océanos que sigue envenenando la fauna después de siglos


Un estudio revela que las corrientes marinas transportan contaminación histórica, manteniendo niveles tóxicos en osos polares y especies clave, pese a la reducción global de emisiones.
Un mercurio "fantasma" del pasado sigue amenazando el Ártico. Investigadores daneses descubrieron que las corrientes oceánicas actúan como cintas transportadoras de contaminación antigua, manteniendo niveles 30 veces superiores a los preindustriales en animales como osos polares y focas. El estudio, publicado en Nature Communications, explica por qué los esfuerzos globales para reducir emisiones no han logrado limpiar este neurotóxico del ecosistema ártico.
La herencia tóxica de los océanos
El equipo rastreó durante 40 años el mercurio acumulado en la fauna ártica, identificando su origen a través de "huellas digitales isotópicas". Los hallazgos son contundentes: el mercurio emitido en Asia hace 150 años sigue llegando al Ártico a través de las corrientes. "Es como una hipoteca tóxica que pagarán varias generaciones", advirtió el profesor Rune Dietz, según reportó EurekAlert.
El descubrimiento tiene implicaciones profundas para el Convenio de Minamata de la ONU, ya que revela que el mercurio oceánico puede persistir hasta 300 años. Para las comunidades indígenas que dependen de la caza de focas y ballenas, esto significa exposición continua a un veneno que afecta el sistema nervioso y la reproducción.
Mientras el proyecto "GreenPath" continúa investigando este fenómeno, los científicos alertan que el Ártico podría enfrentar esta amenaza invisible durante siglos, incluso si el mundo dejara de emitir mercurio hoy mismo.